Las despedidas de soltero y de soltera son ritos iniciáticos que se han de pasar en la vida. Noches que llaman a la diversión desenfrenada y sin límites. Pero, claro está, para ello ha de haber una organización competente y que de lugar a una fiesta original, sorprendente y estimulante, con opciones como las despedidas temáticas llenas de disfraces y humor, las despedidas aventureras con pruebas ideadas para la descarga de adrenalina e ir a la boda con los nervios relajados, las despedidas en un barco como símbolo de lujo, exclusividad y privacidad o, si se desea un toque picante, las despedidas calientes que ofrecen empresas como esta de despedidas en Gandía, Hot Despedidas, especializada en ofrecer una amplia gama de espectáculos y posibilidades que harán las delicias del futuro esposo o esposa y de sus acompañantes. Lo necesario para que siempre quede la posibilidad abierta para vivir experiencias emocionantes una vez concluida la celebración, al más puro estilo Resacón en Las Vegas.
De hecho, un caso parecido al que le sucedía a Justin Bartha en la popular comedia, es el que protagonizó Marc Carn hace escasas semanas. Carn, ciudadano británico, estuvo desaparecido entre el sábado 11 y el lunes 13 de abril en Barcelona después de una fiesta de despedida de soltero con los amigos. Después de abandonar el bar irlandés donde estaba teniendo lugar la jarana, Carn dejó de dar señales de vida. Su rastro se perdía irremisiblemente y no había pistas acerca de su paradero. Ni siquiera en el hotel donde se hospedaban. En un primer lugar, sus amigos barajaron una especulación positiva acerca del destino de Carn: había ligado con alguna chica local y se reuniría con ellos en el aeropuerto. Craso error. Después de esperarle sin éxito en la terminal del aeropuerto, el grupo de amigos se dividió entre los que volvían a las islas y los que permanecerían en la Ciudad Condal tratando de dar con el desaparecido. Desde Reino Unido, la esposa de Carn, residente en Devon y preocupada por la ausencia, alertaría al Ministerio de Asuntos Exteriores británico. No sería hasta el lunes cuando la señora Carn recibiría las buenas nuevas acerca de su marido: el hombre había aparecido ante la puerta del consulado británico en Barcelona después de dos días de odisea. Para atribuir las culpas acudió al viejo truco del taxi ilegal. Carn adujo que el taxi que había cogido para retornar al hotel le había abandonado varios kilómetros fuera del perímetro de la ciudad y que le había obligado a salir del vehículo a la fuerza. Entonces, desprovisto de dinero y sin batería en el teléfono móvil, no le había quedado más remedio que volver a pie a la ciudad, lo que le había supuesto una caminata de 20 horas, según aseguró a las autoridades. Por lo menos, a diferencia del personaje de Bartha, y como se entiende del texto, él no era el novio de la boda.
Barcelona parece un destino peliagudo para las despedidas de soltería, sobre todo para los ingleses. El año pasado, un video grabado por un pasajero del avión que conducía a un grupo de amigas a su despedida de soltera en la costa catalana, mostró cómo ni siquiera comenzar la fiesta es ya necesario para desencadenar la tragedia. Las jóvenes habían despegado entre risas y alborozo del aeropuerto de Londres y el trayecto se realizaba con placidez y alegría hasta que, de repente, y sin que se sepan a ciencia cierta los motivos, prendió la mesa de la desgracia. La novia, Kelly Lloyd, de 30 años de edad y reconocible por el velo de tul que coronaba su cabeza, la emprende a golpes con su amiga Katrina Hanafin, de 33 años, que para más inri pasaba por ser la dama de honor escogida para el inminente enlace. Tal era la violencia de la pelea que tuvo que intervenir un azafato del avión para lograr separar a las hasta entonces amigas del alma. Mientras que la agredida juró solemnemente no ir a la futura boda de la agresora y decidía comprar un billete de regreso a Reino Unido, el resto de la comitiva continuaba con los planes previstos y se desplazaba hasta Lloret del Mar para culminar la fiesta de despedida.
Pero desde luego, si hablamos de celebraciones calientes como las de Hot Despedidas, hay que andarse con ojo de que tanta chispa suelta no acabe provocando un incendio como el ocurrido en una casa rural de Silió (Molledo, Cantabria), donde un grupo de jóvenes celebraba su despedida de soltero. Alrededor de las 22.00 horas de la noche del sábado, los bomberos recibían el aviso de un fuego que se había desatado en la casa rural, de tres pisos de altura, y que alcanzaba espectaculares proporciones debido a la gran carga térmica de la vivienda, que disponía de más de una veintena de colchones, mobiliario doméstico inflamable e incluso siete bombonas de butano. El fuego, iniciado en la chimenea del inmueble, tardó tres horas en quedar bajo control y no fue hasta las 04.00 de la madrugada cuando se declarase extinguido. Por fortuna no hubo que lamentar entonces daños personales, si bien la vivienda quedo calcinada casi por completo, en estado catastrófico.